Aunque sólo pude ir un día y sólo en la entrada nocturna, fue suficiente para admirar lo que allí se había construido. La verdad es que al igual que Sevilla, Zaragoza ha ganado majestuosidad, desarrollo, belleza, modernidad... Esperemos que en estos tiempos de crisis, esta Exposición Internacional basada en el agua y en el desarrollo sostenible, no haya dejado mucho déficit a las arcas públicas, y sobre todo a las arcas municipales zaragozanas.
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