Ante todo muchas gracias por seguir de vez en cuando este blog. Muchos me habéis recordado que llevaba más de un año sin escribir, cierto como la vida misma.
En este año y pico han ocurrido todo tipo de cosas, la principal y objeto de la anterior entrada: No nos dieron la Capitalidad. Inexplicable según todos los sondeos, ahora en frío, ya estamos más que acostumbrados. Esperemos que ésto acabe.
Hubo cambio de gobierno municipal, nacional... pero el paro y la crisis dan pánico. Hay más de un millón y medio de familias, en las que todos sus miembros en edad de trabajar, están en paro. Ésto es demoledor, dramático, terrorífico, inaceptable... Paraos a pensar un momento lo que eso supone. Y dicen que seguirá aumentando la cifra este año. Sólo digo una cosa. Subirán los robos, ya que yo por mis hijos, lo tengo claro que robaría, en el campo, en donde fuese para llevarles algo a la boca. Es muy duro, se te hace un nudo en la garganta. Por ell@s y por los que vayan llegando, os animo a los que, gracias a Dios, o a uno mismo, tenemos un sueldo estable, echemos una mano desde nuestras posibilidades. Lo primero que se me ocurre es Cáritas Diocesana. Atiende hoy en día a un millón de familias sin trabajo ni comida (siempre siguen habiendo sinvergüenzas que se aprovechan de la situación, pero son los menos, os lo aseguro). Echar una mano es fácil, pásate por la Parroquia de tu barrio y ellos te informarán. Da igual que seas ateo, agnóstico o spiderman, es un ejemplo de poder ayudar. La gente de ahí fuera lo está pasando mal. Hay que concienciarse. El próximo puedes ser tú, o yo, quién sabe.
Aunque en estos momentos por motivos familiares he tenido que dejar de colaborar temporalmente en Cáritas, volveré, seguro que volveré.
Animaos, sed felices.
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